En Bélgica, comer papas fritas es casi un ritual nacional, y Bruselas lo celebra como se merece: con la apertura de un museo dedicado exclusivamente a este bocado. A pasos de la famosa Grand-Place, el nuevo museo rinde homenaje a las frites, orgullo gastronómico del país, que se disfrutan con las manos y bañadas en salsas tras hacer fila en las tradicionales friteries. Una experiencia imperdible para los viajeros argentinos que buscan saborear la cultura local desde lo más auténtico.

El Frietmuseum Brussels ofrece una experiencia inmersiva e interactiva de 900 m² que combina historia, entretenimiento y una fuerte impronta visual ideal para las redes sociales. Desde los orígenes de la papa en Perú hasta su consagración en la gastronomía belga y francesa, el museo recorre con más de 1.600 objetos en exhibición la evolución de este icónico plato. Con propuestas pensadas para grandes y chicos, se convierte en una visita imperdible para toda la familia.

Detrás de este nuevo espacio está el mismo creador del museo de las irresistibles papas fritas en Brujas: Eddy Van Belle. Su familia también está al frente de Choco-Story, el museo del chocolate inaugurado en 2004, que hoy cuenta con sedes en ciudades como México, Praga y París. El nuevo Frietmuseum Brussels se encuentra junto al museo del chocolate que los Van Belle tienen en Bruselas, en la Rue de l’Étuve.

Distribuido en tres plantas, el recorrido se realiza con audioguía –disponible en 11 idiomas– y comienza, como no podía ser de otra forma,  en Perú, cuna de la papa (los agricultores cultivan más de 3.000 tipos). Entre huacas precolombinas, carteles antiguos, juegos interactivos y freidoras de época, el museo pretende ser un recorrido didáctico desde las raíces agrícolas del tubérculo hasta su llegada y devoción en Bélgica.

El nuevo museo no pasa por alto uno de los debates más sabrosos y polémicos de la gastronomía: ¿dónde nacieron realmente las papas fritas? Los belgas aseguran que el origen está en Namur, una provincia francófona donde, según relatan, en el invierno de 1680 se comenzaron a freír papas como sustituto del pescado, ya que el río se había congelado. Incluso hay escritos que respaldan esta versión y un manual de cocina belga donde aparece por primera vez la receta con su corte característico. Sin embargo, desde Francia no se quedan atrás y defienden que la técnica de freír papas ya se usaba en París, particularmente en el Pont Neuf, donde se vendían de forma ambulante. Un ida y vuelta que los visitantes argentinos podrán descubrir con humor y curiosidad en esta nueva propuesta en Bruselas.

El Frietmuseum Brussels rinde homenaje a las papas fritas belgas con una propuesta divertida y original, ideal para toda la familia. Con guiños de humor y espacios interactivos —incluyendo un videojuego donde se disparan papas—, el recorrido culmina con una zona dedicada a la receta tradicional. Allí se revelan los secretos de las salsas, la doble fritura y se ofrece una degustación. Como detalle distintivo, las papas se precocinan en aceite vegetal, y durante la segunda cocción se puede elegir entre la clásica grasa de ternera o una opción vegana.

Después de conocer el nuevo museo dedicado a este manjar belga, nada mejor que salir a saborearlas. La página oficial de turismo de Bruselas recomienda varios puestos imperdibles por barrios, como Friture Pitta de la Chapelle, en la pintoresca zona de Marolles, o Tabora, a pasos de la Bolsa. Una guía perfecta para seguir el recorrido más crujiente de la ciudad.

Bruselas no solo rinde homenaje a sus papas fritas en museos, también lo hace en cada rincón de la ciudad, donde tradición y vanguardia conviven en cada cono. Desde las versiones gourmet del reconocido chef Sergio Herman en Frites Atelier, hasta clásicos con historia como Maison Antoine o la friterie Saint Josse, la capital belga invita a los viajeros a saborear su plato más emblemático de todas las formas posibles. Un recorrido imperdible para los argentinos fanáticos del buen comer y la cultura con sabor local.